Lágrimas
Hoy tu mesa estaba sola, tu teléfono insistía, todos querían localizarte, pero no estabas. No hemos encendido la radio, tampoco hemos ido al almacen y el silencio acompañado de vacío teñía el aire de música a tristeza.

Tenía que ser un lunes como los demás, de esos que nos metemos caña para ver quien aguanta más y no dar pistas de lo incontable del fin de semana, pero no ha sido así.

El amor igual que la muerte llegan sin aviso y cuando lo hacen se lo llevan todo por delante sin preguntar o tregua alguna.

No has podido escoger, esta vez la vida ha querido jugar fuerte contigo y los tuyos, ponerte a prueba para ver de lejos si sois capaces de hacer frente a una perdida irreparable, la que no reconcilia vida y sufrimiento con el tiempo.

Te ha quitado a tu padre, al que un amor incondicional (como el de una madre) por habernos dado la vida une un lazo para siempre.

De pequeños les imitamos, maestros y salvadores cuando andamos perdidos nos cogen de la mano, luego enemigos y verdugos les alejamos y seguimos sin creer necesitarlos y cuando les tenemos como iguales y las charlas van en ambas direcciones el paso de los años marca el ritmo del reloj donde el cansancio junto con la lucha por seguir tropiezan en hora punta.

Las lágrimas que ahora bañaran tu cara también seran tu alivio y descanso cuando ya no tengas más por derramar y notes simple sabor a sal. No tengas miedo ahora y si sientes que viene a por tí, no te escondas porque con sólo un gesto que reclame algo tuyo tendrás un ejército de amigos para intentar arroparte como mejor sepamos y podamos.

Hoy a tu lado todos nos quedabamos pequeños, tu entereza y fuerza no escondía el dolor que tienes y cada paso hasta llegar a ti se hacía lejano y cercano a la vez, cada día nos enseñas un poco más a todos, cuidandonos con tu generosa amistad, ahora lo haremos nosotros.

Y no camines sólo y cuando lo hagas acuérdate de él, el teu pare, porque se ha ido sonriendo, sin sufrir y amando y estará orgulloso de ti a cada paso que vayas dando.