Ingravitto

que el maquillaje no apague tu risa, que el calendario no venga con prisas, que no te compren por menos de nada, que no te vendan amor sin espinas, que no te duerman con cuentos de hadas, que el fin del mundo te pille bailando, que todas la noches sean noches de bodas, que no se ponga la luna de miel...

28 agosto 2007

BEGUR 1/3
Por segundo año, Ana Carrillo me invitó a su casa de verano para compartir el cierre del verano y empezar a darlo por finalizado. Me llevé a Albert conmigo, como amigo, compañero de fiestas y algun que otro llanto, confidente y también maleante. Como copiloto mejor que hubiera ido en moto pero yo había dormido poco (sin detalles) y me facilitó bastante que durante el viaje se encargara de liderar los temas de conversación; me estaba bien porque lo necesitaba más que nunca.
Ana nos recibió más contenta que unas pascuas, muy propio en ella, esa amplia sonrisa que lo llena todo... dejó que nos instalaramos en su casita con calma antes de llevarnos a la playa donde Román (su ex) tiene la escuela de surf, kite, windsurf, catamaran, etc. Sólo llegar vimos como la escuela estaba repleta de chavales y no tan chavales, besos y abrazos con Román y Ian. Ya le he dicho a Ana que se vaya preparando para cuando Ian sea mayorcete (sólo tiene 11 años) porque va a triumfar seguro, ya tiene todos los músculos marcados y dice Ana que por la calle las niñas le miran como locas. Le cantamos la canción de: "es que la madre de José-Ian me vuelve loko..." que se prepare, la de bocatas de nocilla que tendrá que preparar por la tarde.
La economia de supervivencia no es mi fuerte pero la practico y ya que nos tenía esclavizados durante esos días a Albert y a mi luchamos para que no pudiera con nosotros. Además de comprar la cena en el super nos permitimos un pequeño lujo: hacer un botellón en la plaza de Begur donde las terrazas de los bares estan ocupadas por los más pijos de la zona, la única diferencia es que a nosotros la bebida nos salío por 2 euros y a ellos por 8. Estabamos sentados donde se ponen los viejos del pueblo y las niñas que montan paraditas improvisadas con pulseras que han hecho ellas mismas, unas risas y a cenar.
Vale, el dinero no da la felicidad pero ayuda, lo sé, pero cuanto más tienes más gastas, en cambio aprender a hacer malabarismos con el dinero puede llegar a ser un arte, además cuanto menos tienes más aprendes a recortar y normalmente también llegas, buaaa que no me gusta hablar de dinero, que rollo.
Como Ana trabaja de 21h a 1h en La Pizzeta http://www.lapizzeta.com/es/ Albert y yo cenamos en la casa haciendo tiempo y maldito fue el momento en que después de cenar me quedé dormida (tampoco hay que estrañarse, cuando me llega la pasión de sueño, me vence) porque en un ataque de lo más infantil Albert se negó a salir a tomar algo con nosotras. Esa faceta suya no la conocía y la rabieta fue tal que decidimos dejarle ahí.
Ana y yo fuimos al CROAk, un local de noche dentro de un patio de una casa, unas charlas de niñas y a casa, Albert ya dormía o se lo hacía.