2 dulces años, ya?

Hará casi un mes que no escribo. Las páginas de este "libro", que abrí por primera vez hace ahora 2 años, me permitieron proponer un principio sin fin. Los principios molan, en aquel entonces el "papel" olía a nuevo y en todo este tiempo muchas de mis historias se han ido entrelazando con las vuestras. A todos nos gusta ser el primro en algo, por eso la sensación de estrenar un libro resulta muy apetecible porque protagonizamos esa experiencia. Pero cuando acabas sus palabras, normalmente cierras el libro para siempre.
Me cuesta pensar que las cosas tienen un final, no se me han acabado las palabras y del mismo modo que no suelo cerrar un libro para siempre tampoco me gusta poner un fin a las historias. A veces pero, lo que parece el fin de una historia es solo el principio de otra....
Hoy no voy a escribir una página nueva, voy a quedarme un rato aquí, mirando por mi ventana....en silencio, no voy a decir nada, me apetece escuchar, lanzaré pensamientos en silencio, quizás deseos también...al vacío, sin más......

abro la ventana, cierro los ojos, respiro y escucho a lo lejos...
hay ruído, siempre estamos igual!!

España, por detrás de Japón, es el país más ruidoso del mundo y eso no dice mucho de nosotros, tampoco debe ser bueno para nuestra salud psíquica, diría que ni física, porque se sabe que en los sitios de viento, por lo molesto que resulta el ruído a nuestros oídos, suele despertar locuras.
Creo que la contaminación acústica (en todos los sentidos y variedad de formas: desde una discusión, una mala canción, una vacía conversación, la indiferencia ante un grito de desesperación, cualquier guiño a la corrupción y más y más) es, muchas veces, el culpable que no tengamos ni dediquemos tiempo a escucharnos a nosotros mismos. Desde hace un tiempo no me escucho, hay mucho ruído, y ayer mi cuerpo me dió un aviso.
Me encontré rara durante todo el día, notaba ciertos mareos, malestar y ya al final del día mi cuerpo decidió que no podía más y estando en el cine (viendo una buena película) me ví obligada a salir de la sala, el mareo era constante, sin cesar. No conseguí llegar al baño, sólo recuerdo despertarme tumbada en el suelo, con las gafas rotas y un dolor intenso que apretaba mi cabeza por el golpe que me había dado al caer, me asusté! No sabía cuanto rato había pasado ni el tiempo que llevaba en el suelo, sin hora, pero cuando me pude reincorporar y descubrir que en breve saldrían mi madre y hermana pensé: estás salvada.
El médico de urgencias me dijo que una lipotimia o sincope

http://www.salud.com/enfermedades/lipotimia_o_sincope.asp

pueden pasarle a cualquiera. Después de radiografías, análisis y demás, con una sonrisa amable, el médico añadió:

señorita, le falta azúcar

Mi cuerpo me ha hecho una pregunta: podrás darme más azúcar?

y le he dicho:............te lo daré, pero dáme tiempo que estoy ordenando los dulces de mi vida.