solos en un patio

a veces estoy lejos, lo miro desde afuera y sólo observo

otras me acerco, me quedo un rato, y en ese reposo medio entro

y al final..............estoy ahí dentro, lo veo más claro

y es cuando puedo decir: siento que estoy en el patio

Había una vez un patio, un patio relativamente espacioso. Nunca nadie vió antes el sol porque la luz de la que se disponía llegaba indirectamente, así que un falso juego de reflejos y colores respondía la función de iluminar y por eso recibía sin controversía alguna la aceptación de su mayoría. Sólo unos pocos se habían atrevido a cuestionar esa inquietante luz pero fueron tachados de excéntricos, indisciplinados, agitadores, revoltosos, desobedientes........... finalmente, inconformistas. Ese hecho sumamente insólito no era un arrebato fruto de un capricho, tampoco era la curiosidad la responsable de dar orígen a esa inquietud o digámosle también necesidad: encontrar respuestas a las preguntas. Pero paremos un segundo a pensar, quizás lo más importante de todo eso era porque habían llegado a formular esa y entre otras preguntas?

Muchos de los que el patio albergaba se sentían tan arraigados a ese espacio, era algo tan profundo, que ni tan siquiera querían levantar la cabeza, se lo negaban a sí mismos. Plantas, macetas, piezas varias de ropa tendida, una manguera, una cesta de mimbre, un pilón de sillas o una mesa ...y en medio de ese todo y ese nada varias enredaderas crecían en silencio, se desprendían de sus paredes, muros eran para algunos.

De entre toda esa muchedumbre, hace años alguien surgió sin miedo y decidió hacer algo, como proyecto, ....y lo hizo! consiguió enderezarse, elevarse, erguirse..hasta acomodarse en una de esas mesas ubicadas en medio del soleado pero engañoso patio. Su imagen era como la de una botella que guarda un exquisito y placentero vino del que todo paladar quiere tomar un delicioso trago, eso sí, todos ellos sin ofrecer nada a cambio. Igual como existía esa mesa con esa botella, en ese patio abundaban más mesas, más botellas, hasta que un día esa botella no pudo saciar más paladares, fué el resultado de una cadena de despropósitos ajenos a su experiéncia; la botella se agrietaba y esa empezó a ser su condena, su imagen dejó de ser la que era porque la luz que en ella se reflejaba no originaba los colores que a la gran mayoría adormecía, no interesaba. Sólo unos vasos se quedaron a la espera, no para beber sinó para ceder su condición de cristal y reponer el que faltaba en la botella.......no dejaba de luchar pero que hacer ante tal injusta vivéncia? hubo quien quiso romperlo todo y que la botella pasara a ser escurridizos trozos de cristal, otros despertaron e intentaron subir por la enredadera pero se quedó en un intento porque nunca fué suya la idea, algunos quisieron también ahogarlo todo con la manguera e intentar acompañar a otra botella para saciar la sed del cegado tumulto. Lo siento pero con todo esto no comulgo!!!

....y viendo como la botella siguió batallando al margen de todos los tipos de vasos, peleando como una fiera......pienso...ahora es el momento de poner luz verde, trepar por la enredadera, pensar que siempre habrá alguna estrella que brille y confiar que esa botella aún tiene mucho por hacer, lo hará, voy a descubrir en lo que queda, un mundo, que ilumine este espacio, porque al fin y al cabo me gusta porque es mi patio.