La voz no es un objetivo, es el resultado

Tengo un problema de afonía, no de ahora, de siempre. Cuando era más jovencita salíamos los jueves, viernes e incluso sábado por la noche y todo eran excesos. Muchas de las veces que Débora y yo bajábamos de fiesta a Tarragona con el destartalado 205 blanco, me decía: "como puede ser? sabes las letras de todas las canciones de la radio", lo que ella no sabía es que me las inventaba y lo que yo no sabía es que cantaba fatal, lo peor de todo es que ha aguantado sin decirmelo un montón de años, que valiente la tía!!!. De madrugada, volvíamos las dos, ella hablando sin parar y yo sin voz. La comida familiar del domingo se convertía en una tortura para mi porque apenas podía decir nada pero resultaba un alivio para los demás ;) quizás era lo mejor para todos; en más de una ocasión las resacas no desaparecían hasta la noche, cuando tocaba reponerse para poder empezar la semana como la buena estudiante que intentaba ser.

Ahora mis afonías se deben a mi trabajo, dicen que todos los que hablamos más de 5h al día somos profesionales de la voz y como tales debemos cuidarla. Por eso me apunté al curso de relajación, respiración y técnicas de conocimiento corporal impartido por Rosa Mateu, que grande!!!. He aprendido que para trabajar la voz primero hay que trabajar el cuerpo, aprender a relajarnos, desbloquearnos, reconciliarnos con el suelo (el gran aliado para trabajar), desprendernos de las tensiones. Intentar acercarnos a la cultura del cuerpo que tienen los orientales para darle el valor al que los occidentales no estamos acostumbrados.

Cena de despedida del curso, un placer haber estado entre esta gente