Ingravitto

que el maquillaje no apague tu risa, que el calendario no venga con prisas, que no te compren por menos de nada, que no te vendan amor sin espinas, que no te duerman con cuentos de hadas, que el fin del mundo te pille bailando, que todas la noches sean noches de bodas, que no se ponga la luna de miel...

22 mayo 2009

Se acerca final de curso
Los ánimos de alumnos y los que como profesores estamos vinculados a este mundo, empiezan a estar exaltados, el calor apreta cada vez más y las ganas de los niños por correr calle arriba calle abajo por las tardes es proporcional al deseo que tenemos de despedirnos de todo el mundo con un tranquilo abrazo.
Estamos en la recta final, cerrando temas, preparando cosas y por lo menos una vez al día noto que me quedo perdida mirando a mis niños, viendo como algunos ya se están yendo. Sólo pensar en la fiesta de fin de curso y el ya tradicional acto de graduación que preparo para los que pasaran a P3 me provoca alguna lagrimita. Me hace ilusión que crezcan pero me da pena que se vayan. Al margen de esta situación, acabaremos el curso con una dulce sensación y cuando llegue septiembre levantaremos de nuevo las persianas y abriremos la puerta a los que empiezan y llegan con la mochila vacía. Estos días también toca ensayar al máximo y pensar en escenografía y decorados de la esperada actuación del grupo de teatro de primária, estamos trabajando como nunca para llevarnos todos los aplausos, lo que está claro es que mis alumnos se llevarán un poco del corazón que ya me han robado.
Educar es lo mismo
que poner motor a una barca...
se tiene que medir, pesar, equilibrar...
ponerla en marcha.
Pero, para eso,
hay que llevar en el alma
un poco de marinero...
un poco de pirata...
un poco de poeta...
y un quilo y medio de paciéncia concentrada.

Pero es reconfortante soñar,
mientras se trabaja,
que esta barca, este niño,
irá muy lejos por el agua.
Soñar que esta barca
llevará nuestra carga de palabras
hasta puertos distantes hasta islas lejanas.
Soñar que cuando un día
estés dormido nuestra propia barca,
en barcos nuevos continuará con nuestra bandera
bien alta.
Gabriel Celaya