Control como libertad

Hace más de diez años que tengo 2 visitas de control al año en el Dpto de dermatología del Hospital Clínico de Barcelona. Las que reclaman ese control son mis pecas, tengo unas cuantas y alguna me la ha querido jugar. Reconozco que no fui consciente que tenía muchas pecas hasta el día en que ví a alguien de mi misma condición y me sorprendió y me resulto muy llamativo, en ese momento me dijeron:"pero si tú eres igual, una pecosiya". "Ahhhhhhh vale" pensé, soy del grupo de los pecosos, pues vale!!

Durante los tiempos de espera antes de cada visita he presenciado muchas de esas escenas que ponen la piel de gallina a cualquiera, sin quererlo estás ahí y vas viendo como algunos llevan mejor que otros cualquier tratamiento, como el resultado de una biopsia puede darte otro motivo para seguir luchando o depender de cogerle fuerte la mano a un ser querido para remontar la situación.

Esta vez mi madre casi me tiró de las orejas para acompañarme a la visita; he ido muchas veces sola, porque he querido o pensado que no lo necesitaba, pero esta vez quería que viniera, ya no me gusta ir, así que cuando salí después que me dijeran que tenían que sacarme una peca de la rodilla agradecí su compañía, también me puse triste, cuántos años llevaba sin que me sacaran ninguna? lo bueno? me di cuenta que había perdido la cuenta. No sabía como agradecerle a mi madre lo afortunada que me sentía por estar con ella en ese momento, no soy tan fuerte y quizás evitando hablar demasiado del tema para no darle más vueltas nos fuimos a comer y por fin pude pensar en lo bueno de todo esto, me siguen controlando. Control, esa palabra que tanta repulsa me causa cuando tiene que ver con la privación de libertad de las personas pero a la vez esa palabra que en casos como este sí que da libertad.

Gràcies mama, vam riure molt juntes...