No me gustan las despedidas, no me gusta decir adiós, no me ha gustado nunca vaya y menos cuando hay sentimientos de por medio porque entonces me entristezco...
En este caso me tocó decir adiós a 13 enanos, no me siento como blancanieves y mucho menos como la bruja pero colorín colorado para mi este cuento se ha acabado y mientras digo adiós a estos enanos siento que poco a poco me han tenido el corazón robado...
Durante mis últimos días en la llar de Bráfim les fui contando que su “señu” se iba a otro colegio, más grande, más lejos... pero les prometí algo…… que les traería una señu nueva que les cuidara igual o mejor, que les enseñara muchas cosas: a mirar al cielo y soñar, a la vez que sostenerse firmes con los pies en el suelo, sin miedo, que les hiciera reir y emocionarse, que les contara cuentos, cantara canciones, ayudara a dormir y a ponerse los zapatos, que no les obligara a comer, que les acompañara al lavabo… mil cosas!! Y mientras esa persona llegaba mis maletas hacía y a ratos mi alma lloraba, eso sí a escondidas...
La voz me tembló cuando las mamis de la llar me sorprendieron con un centro de flores y una foto de cada uno de los niños. No sé qué haría sin estos momentos, creo que dejaría de ser yo, dejaría de soñar...

“Cuando el primer niño se rió per primera vez, su risa se rompió en mil pedacitos saltando por el aire hacia todas direcciones, así fue como aparecieron las hadas. Por eso tendría que haber una hada para cada niño y cada niña. Aunque hoy en día los niños saben tantas cosas que dejan de creer muy pronto en las hadas”

Descubriendo Nunca Jamás (Finding Neverland)

…intentamos acumular recuerdos importantes y dejamos de lado los que no lo son pero de este modo el mundo de las hadas nunca dispondrá de su espacio.