Luna nueva
Ha pasado medio año desde que escribí el último post, desde entonces han pasado muchas cosas, mucho tiempo... coincide además con el medio año que ya tiene mi sobrinita, esa chispita de luz que lo ilumina todo, quizás esa coincidéncia sea una señal, de las que tanto me gustan, una excusa sin más para estar aquí de nuevo.
Todo vino porque ayer hablé con alguien muy especial (ahí va el guiño que te prometí) y me preguntó qué me había hecho abandonar este blog, dijo que me había seguido en la distancia y me puse contenta, a todos nos gusta que haya alguien que se preocupa por nosotros, el sentirnos "cuidados" y que nos recuerden por una u otra cosa; sentí su calor cerquita, muy dentro, como un abrazo. Le expliqué que había estado un tiempo perdida, de viaje a la NADA, una historia más con fecha de caducidad (no me gustan los yogures por eso) pero que ya estaba de vuelta, sin maletas, sin cargas, sólo con decepciones y mentiras, una pena que ya no es tan pena, se pasó todo, es.....una página más de un libro, el de mi vida.
Esa conversación me sirvió para retomar algo que realmente me gusta, escribir. Escribir sobre las pequeñas cosas que me rodean, las que me hacen sentir viva .... cada día, aquello por lo que río y lloro, por lo que me enfado y desenfado, todo aquello por lo que estoy aquí, en el planeta locura.
El viaje del que he vuelto me ha hecho descubrir que hay tres cosas de las que estoy completamente segura y que he cogido casi prestado de la peli Crepúsculo porque me identifico muchísimo con ello:
Primera, los vampiros existen y no hace falta que tengan colmillos, algunos se esconden detrás de una bonita sonrisa.
Segunda, he permitido que uno de ellos beba y se alimente de mi sangre conscientemente y me he equivocado por completo al consentirlo.
Y tercera, estoy totalmente segura que los vampiros no sacian nunca su sed.
Reconozco que los vampiros me gustan más en la tele o en la gran pantalla pero cuando te encuentras con uno de ellos su poder de seducción es tal que quedas eclipsado y atrapado entre sus redes, esa fue mi perdición. El último vampiro con el que me he cruzado se escondía además detrás de grandes propósitos e intenciones y eso gusta a alguien que como yo se enamora fácilmente de las palabras y encima se las cree, pero cuando te han sacado tanta sangre empiezas a notar el cansancio, el desgaste de energía, la tristeza de estar completamente solo mientras el otro se alimenta de ti y apenas deja algo para que tu sobrevivas. Por suerte la sangre se regenera y eso es lo que he hecho, estoy curada, no hay marcas ni señales. Los colmillos relucen ante las presas, brillan y poco más, no pueden esconderse ante la luz de las verdades, las que tanto ofenden, sólo consiguen limarse....que es lo mismo que poner un parche.
La luna que veo ahora por las noches brilla de nuevo, ya no me da miedo. Otros vampiros se acercarán a mí, estoy segura de ello... pero esta vez no pondré el cuello, sacaré un crucifijo o le tiraré un ajo... por si hay dudas dejaré que me mireis el bolso.
JP gracias por llevarme hasta estas canciones, por tantos recuerdos bonitos.