La semana pasada no fue nada facil, lo reconozco. Que no hable-diga nada en la oficina es una clara declaración de guerra contra mi misma, intentaba estar concentrada y avanzar temas pero el estado de nervios por el trabajo acumulado me arrastró a perder alguna vez los papeles, cosa que odio totalmente porque desorienta a uno mismo y a los demás, que no merecen aguantarlo tal situación. También diré que un mal día lo podemos tener todos y eso no es representativo en relación a todos los demás días en lo que reina la tranquilidad. Tampoco me gusta que siempre se guarden las formas, un “n’estic fins als collons” a veces puede liberar la tensión y resituar las cosas. La mezcla trabajo-amistad quizás sea buena para regenerar e unir fuerzas para llegar a un mismo punto: ser profesionales en el trabajo y buenos amigos.
Marta, nunca ha perdido los papeles (en el trabajo, fuera de él ya sabemos que estamos todos lokos) pero en el momento de celebrar sus 26 años las cosas cambiaron, la vi distinta, mayor, crec que has crescut!!